¿Alguna vez te has preguntado qué significan los números y las letras que aparecen en los envases de los alimentos? A primera vista parecen solo datos técnicos, aptos para los que tienen una guía, o son nutricionistas, para poder descifrarlos. Sin embargo, muy lejos de esto, los datos en las etiquetas siguen unas reglas muy sencillas que aquí te vamos a explicar.
En el marcado de nuestros productos vamos a encontrar:
- El nombre del producto y el fabricante.
- La lista de ingredientes, ordenados de mayor a menor cantidad.
- La fecha de caducidad o de consumo preferente.
- Las condiciones de conservación y preparación.
- El peso neto o la cantidad neta del producto.
- El valor energético o las calorías que aporta el producto por 100 g o por porción.
- Los nutrientes que contiene el producto, como los hidratos de carbono, las proteínas, las grasas, las fibras, las vitaminas y los minerales.
- El porcentaje de la ingesta diaria recomendada (IDR) que cubre cada nutriente.
Para hacer una compra inteligente, no basta solo con saber leer estos datos, sino comparar con el resto de productos disponibles de su gama. Algunos consejos:
- Compara productos similares teniendo en cuenta la cantidad neta y el valor energético por 100 g o por porción. Por ejemplo: si queremos comprar un yogur, podemos mirar el contenido de azúcar y grasa de diferentes marcas. Si queremos comprar café, debemos ver las etiquetas de distintas marcas. Etc.
- Elegir los productos que tengan menos grasas saturadas, azúcares añadidos y sal, y más fibras, vitaminas y minerales. Estos nutrientes influyen en nuestra salud cardiovascular, metabólica e intestinal, entre otras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda limitar el consumo de grasas saturadas a menos del 10% de las calorías totales, el de azúcares añadidos a menos del 10% y el de sal a menos de 5 g al día.
- Prestar atención a la lista de ingredientes y evitar los productos que contengan aditivos artificiales, como colorantes, conservantes o potenciadores del sabor. Estos aditivos pueden tener efectos negativos sobre nuestra salud, como alergias, irritación o inflamación. Además, pueden enmascarar el sabor real de los alimentos y hacernos comer más de lo necesario.
- Tener en cuenta nuestras necesidades nutricionales individuales, según nuestra edad, sexo, actividad física y estado de salud. No todos necesitamos la misma cantidad ni el mismo tipo de nutrientes. Por ejemplo, las personas mayores o con problemas óseos pueden necesitar más calcio y vitamina D, mientras que las mujeres embarazadas o lactantes pueden requerir más ácido fólico y hierro.
Leer e interpretar las etiquetas nutricionales de los alimentos nos ayuda a tomar decisiones más conscientes y responsables sobre nuestra alimentación. Así podremos disfrutar de una dieta más saludable, equilibrada y variada, que beneficie nuestra salud y nuestro bienestar.
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