El tabaco es una de las principales causas de muerte evitable en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 8 millones de personas mueren cada año por el consumo de tabaco o por la exposición al humo ajeno1. Aunque a nivel mundial fuman más hombres que mujeres, el 64 % de las muertes por tabaco son mujeres2.
El tabaco afecta negativamente a la salud de las mujeres en todas las etapas de su vida. Algunos de los riesgos adicionales que tiene el consumo de tabaco en las mujeres son:
- Cáncer: El tabaco aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, laringe, vejiga y esófago en las mujeres3. Además, el tabaco puede interactuar con otros factores como los anticonceptivos hormonales o el virus del papiloma humano y aumentar el riesgo de cáncer de mama y cérvix4.
- Enfermedades cardiovasculares: El tabaco daña el corazón y los vasos sanguíneos y favorece la aparición de hipertensión, colesterol alto, trombosis y aterosclerosis. Las mujeres fumadoras que usan anticonceptivos hormonales tienen un mayor riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular4.
- Enfermedades respiratorias: El tabaco provoca inflamación y obstrucción de las vías respiratorias y reduce la capacidad pulmonar. El tabaco es el principal factor causante de enfermedades respiratorias como la bronquitis crónica, el enfisema o la EPOC3.
- Menopausia y osteoporosis: El tabaco adelanta la edad de la menopausia y reduce los niveles de estrógenos en las mujeres. Esto puede provocar síntomas como sofocos, sequedad vaginal o cambios de humor. Además, el tabaco debilita los huesos y aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas óseas4.
- Fertilidad y embarazo: El tabaco reduce la fertilidad tanto en hombres como en mujeres. Las mujeres fumadoras pueden tener más dificultades para concebir o para someterse a tratamientos de reproducción asistida. Durante el embarazo, el tabaco puede causar complicaciones como aborto espontáneo, parto prematuro, bajo peso al nacer o muerte súbita del lactante4.
Dejar de fumar es una decisión que beneficia tanto a tu salud como a tu bienestar. Si eres mujer y quieres dejar el tabaco, puedes contar con ayuda profesional para hacerlo más fácil. Algunas opciones son:
- Consulta con tu médico o farmacéutico sobre los productos de reemplazo de nicotina o los medicamentos sin nicotina que pueden ayudarte a reducir los síntomas del síndrome de abstinencia.
- Busca apoyo psicológico o emocional en grupos terapéuticos, asociaciones o líneas telefónicas gratuitas que te orienten y te motiven durante el proceso.
- Infórmate sobre los beneficios que tiene dejar de fumar para tu salud física y mental. Piensa en lo que has logrado hasta ahora y en lo que quieres conseguir en el futuro.
Recuerda que nunca es tarde para dejar de fumar. Cada día sin tabaco es un día ganado para tu salud.
¡Tú puedes! 💪
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