En todo el mundo, se estima que 589 millones de adultos (de 20 a 79 años) viven con diabetes, lo que representa aproximadamente 1 de cada 9 personas. Existen tres categorías fundamentales de diabetes: la de tipo 1, la de tipo 2 y la de gestación. En la mayoría de los casos, entre el 90% y el 95%, son de diabetes tipo 2, mientras que la diabetes tipo 1 y la diabetes gestacional representan una menor proporción de casos. Es importante destacar que muchas personas con diabetes, especialmente tipo 2, no saben que tienen la enfermedad.
La diabetes es un trastorno crónico que se distingue por la elevación de los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre. Esto ocurre porque el páncreas no genera la insulina necesaria o porque las células no reaccionan correctamente a esta hormona, la cual tiene la tarea de permitir el ingreso de glucosa a las células para ser empleada como fuente energética. Las tres muestran algunas diferencias en cuanto a sus causas, síntomas, particularidades y tratamientos.
Diabetes clase 1
La diabetes tipo 1 es una patología autoinmune, lo que significa que el sistema inmunológico del propio cuerpo ataca y aniquila las células beta del páncreas, las cuales generan insulina. Por lo tanto, los individuos con diabetes tipo 1 requieren la administración de insulina diariamente para regular sus niveles de glucosa en la sangre.
Suele surgir la diabetes tipo 1 durante la niñez o la adolescencia, aunque también puede aparecer en la etapa adulta. Los síntomas más habituales incluyen:
- Apetito y sed desmedidos.
- Con frecuencia, orina.
- Descenso de peso sin razón evidente.
- Debilidad y agotamiento
- Visión distorsionada
- Infecciones recurrentes y reiteradas
La terapia para la diabetes tipo 1 implica:
- Administrar insulina a través de inyecciones o bombas para suministrarla.
- Evaluar las concentraciones de glucosa en la sangre diversas veces diariamente.
- Mantener una alimentación equilibrada y limitada en azúcares.
- Realizar actividad física de manera regular.
- Controlar otros factores de riesgo como la presión arterial, el colesterol y el tabaquismo.
Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 es el tipo de diabetes más frecuente que surge cuando el páncreas no produce la insulina necesaria o cuando las células pierden la habilidad de generarla. Esto provoca que la glucosa se deposite en la sangre, impidiendo que las células la utilicen.
La diabetes tipo 2 se vincula con elementos genéticos y ambientales, tales como el exceso de peso, la obesidad, la falta de actividad física, la ingesta deficiente y el estrés. Normalmente afecta a individuos de 40 años en adelante, aunque cada vez se registran más casos en jóvenes e incluso en niños debido al incremento de la obesidad en niños.
Los signos de la diabetes tipo 2 pueden ser menos notorios que los de la diabetes tipo 1 y demorarse más en manifestarse. Algunos de los que incluyen:
- Apetito y sed desmedidas.
- Con frecuencia, orinar.
- Aumento o disminución de peso sin razón evidente.
- Debilidad y somnolencia
- Visión distorsionada
- Infecciones recurrentes y reiteradas
- Heridas que requieren tiempo para cicatrizar.
- Entumecimiento o roce en las manos o los pies.
La terapia para la diabetes tipo 2 implica:
- Utilizar fármacos tanto orales como inyectables para regular los niveles de glucosa en la sangre.
- Evaluar regularmente los niveles de glucosa en la sangre.
- Mantener una dieta balanceada y reducida en azúcares.
- Realizar actividad física de manera regular.
- Vigilar otros factores de riesgo como la tensión arterial, el colesterol y el consumo de tabaco.
En ciertas situaciones, los individuos con diabetes tipo 2 pueden requerir insulina si los fármacos orales o inyectables no bastan para mantener los niveles de glucosa en la sangre en el rango esperado.
Diabetes gestacional:
Conclusión
La diabetes es una enfermedad crónica que requiere un seguimiento médico continuo y un autocuidado responsable por parte de las personas que la padecen. Existen dos tipos principales de diabetes: la tipo 1 y la tipo 2, que se diferencian en sus causas, síntomas, características y tratamientos. Es importante conocer las diferencias entre ambos tipos de diabetes para poder adaptar el estilo de vida y el manejo de la enfermedad a las necesidades de cada persona.