La glucemia es la cantidad de azúcar que hay en la sangre en un momento determinado. La glucemia normal varía según el momento del día, la alimentación, el ejercicio y otros factores. Para controlar la glucemia y prevenir o tratar la diabetes, es importante medir la glucemia de forma regular. Existen diferentes formas de medir la glucemia en sangre, cada una con sus ventajas y desventajas. Las más comunes son:
- Prueba de azúcar en sangre: mide el nivel actual de glucosa en sangre. Se realiza con un aparato llamado glucómetro, que usa una gota de sangre que se obtiene con un pinchazo en el dedo. Se coloca la gota de sangre en una tira reactiva que se introduce en el glucómetro y se espera unos segundos hasta que muestra el resultado. Esta prueba es fácil de hacer en casa y se recomienda hacerla varias veces al día, especialmente antes y después de las comidas, si se tiene diabetes o riesgo de tenerla. El inconveniente es que puede ser dolorosa y requiere tener tiras reactivas y lancetas disponibles.
- Prueba A1C: mide el nivel promedio de glucosa en sangre durante los últimos 2 a 3 meses. Esta prueba se realiza en un laboratorio con una muestra de sangre que se extrae de una vena del brazo. Esta prueba es más precisa y completa que la anterior, ya que refleja el control de la glucemia a largo plazo y no depende de factores puntuales. Se recomienda hacerla cada 3 o 6 meses si se tiene diabetes o riesgo de tenerla. El inconveniente es que requiere ir al laboratorio y puede ser más costosa.
- Monitoreo continuo de glucosa: mide los niveles de glucosa en sangre de forma constante. Se realiza con un sensor que se inserta debajo de la piel, generalmente en el abdomen o el brazo, y que envía los datos a un dispositivo receptor o a un teléfono inteligente. Esta prueba es muy útil para las personas con diabetes tipo 1 o que usan insulina, ya que les permite ver las fluctuaciones de la glucemia y ajustar su tratamiento. También puede alertar sobre niveles altos o bajos de glucosa y evitar complicaciones. El inconveniente es que requiere cambiar el sensor cada pocos días y calibrarlo con el glucómetro.
Estas son las formas más habituales de medir la glucemia en sangre, pero existen otras menos frecuentes o experimentales, como las pruebas basadas en saliva, sudor u orina. Lo importante es elegir la forma más adecuada para cada caso y seguir las indicaciones del médico sobre la frecuencia y el momento de las mediciones.