El tabaco no solo afecta a las personas que lo consumen, sino también a las que están expuestas al humo que se desprende del cigarrillo y al que expulsa el fumador por la boca. Estas personas se conocen como fumadores pasivos o involuntarios12.
El humo del tabaco contiene más de 4000 sustancias químicas, muchas de ellas tóxicas y cancerígenas. El fumador pasivo inhala estas sustancias sin querer y sin obtener ningún beneficio. De hecho, el humo que respira el fumador pasivo es más perjudicial que el que aspira el fumador activo, ya que contiene más nicotina, alquitrán y monóxido de carbono3.
Ser fumador pasivo puede tener graves consecuencias para la salud. Algunos de los riesgos asociados al humo del tabaco son:
Los niños son especialmente vulnerables al humo del tabaco. Los hijos de padres fumadores tienen más probabilidades de padecer asma, infecciones respiratorias, otitis media o alergias. Además, el humo del tabaco puede afectar al desarrollo fetal y causar complicaciones durante el embarazo como aborto espontáneo, parto prematuro o bajo peso al nacer43.
La única forma de protegerse del humo del tabaco es evitar la exposición al mismo. Algunas medidas que puedes tomar son:
Recuerda que el humo del tabaco es una amenaza para tu salud y la de los demás.
¡No te conformes con ser un fumador pasivo! 🚭
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