El síndrome de burnout, también conocido como síndrome del trabajador quemado, es un estado de agotamiento general que surge como respuesta al estrés laboral crónico y mal gestionado. Por desgracia esta reacción es muy común hoy día, sobre todo en puestos de alto estrés y desempeño. No siempre lo detectamos a tiempo, y terminamos arrastrando sus secuelas de forma indefinida, conviviendo de forma natural con una falta de equilibrio entre la vida personal y profesional. Hoy vamos a hablar de cómo prevenirlo, y detectarlo en caso de que se produzca1.
Esta afección se manifiesta cuando el estrés laboral se vuelve crónico y no se gestiona adecuadamente, en forma de: falta de entusiasmo, agotamiento, depresión, y conductas antisociales, entre otros síntomas1. En el siguiente apartado vamos a hablar más al detalle de las señales de alerta.
Señales de alerta
Este síndrome no aparece de un día para otro. Se instala poco a poco, pasando desapercibido hasta que los síntomas se intensifican. A menudo es el entorno de la persona quienes lo advierten ya que, para el que lo parece, acaba siendo algo normal. Algunas señales comunes incluyen:
- Cansancio extremo: Te sientes agotado incluso después de dormir o descansar, como una fatiga constante y profunda1.
- Falta de motivación: De pronto las tareas que antes se vivían como gratificantes, y tenían un valor, ahora parecen rutinarias, o se realizan sin sentido ni propósito1.
- Irritabilidad: La persona demuestra reacciones desproporcionadas ante situaciones aparentemente pequeñas, con enojos frecuentes y desproporcionados1.
- Problemas de concentración: Se experimentan dificultades para enfocarse en las tareas, y facilidad para perder el hilo, o cometer errores de bulto1.
- Evitar trabajar: Se posponen las tareas, se dejan para el último momento, o se buscan excusas para no hacerlas1.
- Aislamiento emocional: La persona puede sentirse desconectada de su entorno, es decir de sus compañeros, y cada vez tiene menos interacciones con ellos1.
Factores de riesgo:
El burnout puede tener múltiples causas, entre ellas:
- Jornadas laborales extensas y sin pausas.
- Expectativas poco realistas o metas inalcanzables.
- Ambientes laborales tóxicos o competitivos.
- Falta de reconocimiento o apoyo.
- Dificultad para equilibrar la vida personal y profesional2.
Incluso en modalidades de trabajo remoto, puede aparecer cuando no se respetan horarios, se pierde la noción de descanso o se trabaja constantemente sin desconexión1.
Cómo prevenir el burnout
Prevenir este tipo de desgaste requiere atención consciente al bienestar físico y emocional. Aquí algunas estrategias efectivas:
1. Establece límites claros
Define un horario de inicio y fin de jornada. Apaga las notificaciones laborales cuando termines de trabajar1.
2. Haz pausas activas. Levantarte, estirarte o desconectarte unos minutos puede ayudarte a recuperar energía y claridad mental1.
3. Aprende a decir no. Evita sobrecargarte. Delegar o rechazar tareas que no puedes asumir es una forma de cuidar tu salud1.
4. Practica actividades que disfrutes. Dedicar tiempo a tus hobbies, a tu familia o a ti mismo ayuda a equilibrar el estrés y recuperar la motivación 1.
5. Cuida tu cuerpo. Dormir bien, comer saludablemente y moverte con regularidad tiene un impacto directo en tu estado emocional1.
Conclusión
El burnout no es una debilidad ni una exageración. Es una señal de que algo no está funcionando bien en tu entorno laboral o en tu forma de relacionarte con el trabajo. Reconocerlo a tiempo y tomar medidas para prevenirlo es clave para proteger tu salud mental y emocional.
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