Los ácidos grasos (AG) son moléculas orgánicas formadas por una cadena de carbonos e hidrógenos con un grupo carboxilo en un extremo. Se clasifican según la longitud de su cadena, la presencia o ausencia de dobles enlaces y la posición de estos. Los AG esenciales son aquellos que el organismo no puede sintetizar y que debe obtener de la dieta. Los más importantes son los ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) de las series omega-3 y omega-6.
Efecto antiinflamatorio:
Los AGPI omega-3 y omega-6 tienen un papel clave en el metabolismo y la inflamación. Estos AG compiten por las mismas enzimas para su conversión en eicosanoides, que son mediadores lipídicos con efectos opuestos sobre la inflamación. Los eicosanoides derivados del omega-6 (como las prostaglandinas y los leucotrienos) son proinflamatorios, mientras que los derivados del omega-3 (como las resolvinas y las protectinas) son antiinflamatorios.
La inflamación es una respuesta del sistema inmunitario ante una agresión o una lesión. La inflamación tiene una función protectora y reparadora, pero también puede causar daño tisular y enfermedades crónicas si se prolonga o se descontrola. Algunas enfermedades relacionadas con la inflamación son la artritis reumatoide, el asma, la diabetes, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.
La dieta puede influir en el equilibrio entre los AGPI omega-3 y omega-6 y, por tanto, en el grado de inflamación. Se recomienda consumir alimentos ricos en omega-3, como el pescado azul, las nueces o las semillas de lino.
Además de estas fuentes, se recomienda evitar el exceso de alimentos ricos en omega-6, como los aceites vegetales refinados, las carnes rojas o los productos procesados. La relación óptima entre omega-6 y omega-3 se estima entre 4:1 y 1:1.
Además de los AGPI, existen otros nutrientes que pueden modular la inflamación, como el té verde, la fibra alimentaria o los antioxidantes. El té verde contiene polifenoles, como las catequinas, que tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. La fibra alimentaria favorece el tránsito intestinal y la salud de la microbiota, que puede producir ácidos grasos de cadena corta con efectos antiinflamatorios. Los antioxidantes protegen a las células del estrés oxidativo y previenen el daño inflamatorio. Algunas fuentes de antioxidantes son las frutas y verduras frescas, el cacao, el vino tinto o el té verde.
Como se puede ver, los ácidos grasos son reguladores del metabolismo y la inflamación, y su consumo adecuado puede prevenir o mejorar diversas enfermedades. Se recomienda seguir una dieta equilibrada y variada, rica en alimentos naturales y baja en alimentos procesados, que aporte los ácidos grasos esenciales y otros nutrientes beneficiosos para la salud.